viernes, 23 de enero de 2015

La sensación de haber ido muy lejos

de Pedro Crenes Castro

¿Cuántas aristas tiene una historia? ¿Qué hay de verdad en su trastienda? ¿Qué la genera? En “Mientras huya el cuerpo” (Casa de cartón, 2012) el escritor peruano Ricardo Sumalavia (Lima, 1968) nos plantea una historia en la cual, al viejo detective Apolo,  se le plantea resolver el caso de una mujer que es brutalmente asesinada por su marido en plena calle y luego este se suicida. En su búsqueda es secuestrado en el piso de la víctima donde le dejan desnudo y atado.
Hasta aquí todo bien, todo “normal” pero, el autor-narrador comienza a desmontar la historia, comienza a guiarnos hacia la parte de atrás de la misma. El lector se verá cruzando recuerdos, explorando historias ¿verídicas? de otros asesinatos y hasta cuestionándose si de verdad el cuento que genera esta novela, ensayo literario, exploración de la memoria de escritor (todo eso y más), es de verdad ficción o realidad.
“Mientras huya el cuerpo” es una magnífica oportunidad para leer el “más allá” de una obra de ficción mientras esta se va completando, porque todos los recursos y cruces literarios que Sumalavia introduce en esta ¿novela? nos van a llevar al final a la resolución del cuento. O no.
Cabe destacar aquí un recurso que usa también José Luis Torres Vitolas, peruano también, en “Albatros”, su novela sobre la época Fujimori. Ambos nos acercan al horror de la tortura con brevísimos “monólogos” entre la víctima y el torturador, una experiencia sobrecogedora que nos lleva al borde de la mirada del mal, dejándonos abandonados a nuestra propia maldad para que genere las imágenes. No es fácil hacer esto en literatura: narrar una enorme oscuridad con unas pocas chispas de buen oficio narrativo.
Esta es una obra para lectores agudos que quieran de alguna manera ponerse en la piel del autor, ver todos los recursos que este utiliza, desde donde se genera el nombre de protagonista hasta los modelos reales para la construcción de los personajes, sin que esto nos haga perder el hilo de la investigación que se nos propone y la consiguiente resolución del cuento. Es una experiencia que podemos llamar de “3D literario”.
Ricardo Sumalavia consigue que los materiales para la construcción de una historia sean en sí mismos los protagonistas de la misma. Esta “auto ficción del oficio de escritor”, sin ser nueva, es trabajada por el autor a pie de detalle. Veo en la construcción del entorno del cuento de Apolo un manejo de lo mínimo que permite al lector sumergirse en un pequeño charco y nadar hasta las profundas aguas de un océano rico de fauna y flora. Al leer las últimas líneas de “Mientras huya el cuerpo” tiene uno la sensación de haber ido muy lejos.
Para los que quieran aprender a escribir, para los que aman la buena literatura de crímenes, para los buenos lectores de detalles, esta novela les va a seducir y les va a demostrar que sobran muchas páginas en muchas novelas actuales y que, aunque no siempre el menos es más, en literatura casi siempre, sí. Ya saben, lo bueno, si breve…

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