domingo, 1 de julio de 2012

La Repûblica de Arequipa

Entrevista en el diario La Repûblica de la ciudad de Arequipa.

http://www.larepublica.pe/30-06-2012/la-brevedad-de-ricardo-sumalavia


Creador. Es uno de los escritores peruanos que ha crecido a la sombra de la violencia terrorista y la crisis económica del 90. Publicó cuentos y novelas apelando a la brevedad, decir más en la menor cantidad de palabras. Recientemente visitó Arequipa.
Juan Carlos Soto Díaz
Arequipa
Ricardo Sumalavia cultiva la brevedad en sus libros y en la vida real. Dispone de poco tiempo para la entrevista. Sentados en un café de la calle Mercaderes, pide un mate de coca para disolver el zumbido de oídos y aplacar su corazón revolucionado por el soroche.  Los  estragos de subir 10 mil metros de altura en el vuelo Lima-Arequipa y quedarse en los 2,300 de la Ciudad Blanca, todavía están dibujados en su rostro de escritor, pálido como un papel. Nos cuenta que hace siete años vive en Francia, exactamente en Burdeos, la capital de los vinos. Regresa al Perú muy a menudo. El exilio le ha servido para tomar distancia, procesar los recuerdos y convertirlos en literatura. En Arequipa estuvo hace dos semanas para participar en actividades de la Biblioteca Vargas Llosa.
¿Es importante para un escritor salir fuera de su país natal?
Hubo escritores importantes que no necesitaron del exilio, sobre todo los poetas José María Eguren y Martín Adán. A veces todo está en la imaginación. Sin embargo, considero valiosa la experiencia de afuera.  La distancia ayuda a tener perspectiva. Es importante estar en medio del juego y vivirlo, pero necesitas un tiempo para procesar los recuerdos, de lo contrario puedes caer en un libro de anécdotas. Lo dijo Julio Ramón Ribeyro, que si pasados los años queda una imagen en ti, es porque ésta tiene un sentido en tu vida. Mi nueva novela Mientras huya el cuerpo es un ajuste de cuentas conmigo mismo, con mi rol de escritor en los años 90. A inicios de esa década, publiqué libros que fueron calificados de poéticos y evasivos, pero que tenían un sentido en esa época, que estábamos ahogados por la violencia terrorista.
El escritor acaba de publicar  Mientras huya el cuerpo, una novela nova policial, ambientada en la época de Alberto Fujimori. El personaje central es Apolo, un policía retirado de la institución debido a una seudo campaña de moralización, que luego terminará metido en la investigación de un crimen y suicidio. El asesino entierra un cuchillo en la espalda de su pareja y luego termina matándose él.
Ricardo nos habla que el libro refleja su formación diversa. Nació en los Barrios Altos de Lima, cuna del bardo inmortal Felipe Pinglo, que cantaba inspirado en sus calles coloniales y balcones republicanos, y escenario de la matanza perpetrada en una pollada por el grupo Colina. Habla de su época universitaria, la partida a Corea del Sur  y Japón.
La novela parte de un cuento principal y en los siguientes capítulos explicas cómo construyes la historia, como si estuvieras dando las claves del escritor.
En mis años universitarios estudié literatura en la Universidad Católica, donde terminé convertido en docente. Por un lado tuve una experiencia vital, de barriada. Por otro lado, una formación académica e intelectual. Y también investigué la novela policial, la literatura oriental, el microcuento. Practiqué estos géneros con cierta influencia oriental, china, japonesa, coreana. Entonces  escribí una novela donde pudiera mostrar toda esa variedad de información. Es un cuento policial o seudo policial, utilizo su estrategia para mostrar las motivaciones de un escritor. No solamente en técnica, narrativa, cómo se escribe un cuento, sino todas las motivaciones, referencias reales. Si algún personaje toma una taza de anís, porque yo como autor escogí anís y no un café cargado.
¿Es un ejercicio de ficción o  es real?
Parte de un cuento de ficción para dar  referentes supuestamente reales, pero dentro de esa explicación también termino generando otro tipo de ficción.
Sumalavia evoca que esta manera de escribir  lo hizo el gran Edgar Allan Poe en un poema llamado El Cuervo. Luego el escritor norteamericano explica teóricamente las estrategias poéticas para la escritura de ese poema.
“No es una manera nueva de hacer literatura. Hay antecedentes desde El Quijote con Miguel Cervantes. El narrador habla del seudo narrador del Quijote. Creo que fue una propuesta mía la estructura, de empezar con ese cuento y terminar con ese cuento, pero reescrito a partir de todo lo referente que acabo de dar. Es una manera de armonizar todo ese caos de recuerdos, porque en la explicación también hay la idea de la divagación, el personaje lo dice, pero lo hace para poder explicar, y luego, al final tratar de encontrar esa armonía ficcional.
¿Supongo que estos personajes en la realidad tendrán un alter ego…?
Flaubert decía que Emma Bobary era él. Cuando hablo de los personajes hablo de mí y cuando hablo de mí, también estoy hablando de ellos. Es un juego de doble sentido, donde de alguna manera pongo en crisis la identidad de cada sujeto. Del sujeto ficcional y del sujeto real.
Hablas de la microficción, ¿cómo defines el género?
En los años 90 empecé a escribir microficción, cuando ésta no se entendía como género. La prosa breve siempre me interesó, potenciar la palabra, tratar de decir más con menos palabras, eso implica condensar, el silencio, el complemento lo que conoce, lo que sabe el lector, el  microcuento exige más que un cuento normal. Porque el microcuento implica que el lector debe tener cierto conocimiento, ciertas preferencias para captar ese sentido oculto del microcuento, sino lo pierde, no lo entiende.
¿ Y qué pasa con los lectores desavisados?
Parto de que no debo subestimar a un lector. Tendré menos lectores, y los que no se sientan capaces, bueno tendrán que formarse un poco. Entrar a la lectura implica hacer un rito. No a cualquiera le das a James Joyce o El Quijote y lo va entender. Y no se trata de ignorancia, sino un proceso de aprendizaje.
¿Tu literatura no encaja en el concepto de que el lector debe tener menos palabras por falta de tiempo?
No. Al principio tenía esa idea, pero con el tiempo cambié. La gente cuando quiere leer se olvida del tiempo. Por ejemplo, los niños se engancharon con Harry Potter y en una semana leyeron mil páginas. Es verdad, vivimos en un tiempo de aceleración, pero cuando la gente hace algo con pasión, se olvida del tiempo.
 ¿Qué sensación tienes cuando escuchas que el Perú es uno de los países en Latinoamérica que sus escolares tienen muy baja compresión de lectura?
Yo vivo en el extranjero y te puedo decir que este fenómeno es mundial, incluso en Francia, España, con alto nivel de venta de libros, se apuesta principalmente al "bestseller". En el Perú el problema está agravado, tienes problemas económicos, sociales, formación del profesor.
¿Vargas Llosa, por ejemplo, dice que hay una banalización?
Es verdad que cierto tipo de arte se ha frivolizado, pero no creo que sea todo el arte. Vargas Llosa, siendo escritor de otra generación, es mucho más severo y estricto. En cambio, los escritores 30 años después que él, incluso nos hemos empapado de esa frivolización. Pero eso no quita que en muchos sectores se ha banalizado el arte y que ya no haya una frontera exacta  entre una buena propuesta artística y lo que es simplemente algo para salir del paso, una propuesta inmediata sin mayor sustento o estético.

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